viernes, 19 de octubre de 2012
IMPORTANCIA DE LA HISTORIA Y DIVERSAS INTERPRETACIONES.
Historia como Ciencia Social
La
historia es la ciencia social que se
encarga de estudiar el pasado de la humanidad. Por otra parte, la palabra se
utiliza para definir al periódico histórico que se inicia con la aparición de
la escritura e incluso para referirse al pasado mismo.
Algunos
ejemplos donde aparece el término: “Un experto en historia aseguró que los
primeros habitantes estables de la isla fueron contrabandistas”, “Mi relación
con Johanna ya es historia”, “El jugador español hizo un gol que quedará en la
historia de la competencia”.
Las
formas en la que la historia estudia los hechos trascendentes de la vida de la
humanidad pueden ser sincrónica (de la misma época), relacionando hechos de la
misma época con evoluciones o consecuencias en la especie humana, o diacrónica
(de épocas diferentes), analizando hechos anteriores que puedan ser causas o
posteriores que sean consecuencia de un hecho o algo concerniente a la propia
especie. Los científicos que se especializan en historia, son llamados
historiadores.
Es
importante aclarar que pese a que ciertos conceptos que se encuentran
implicados en al historia, son absolutamente diferentes a ella y no deben
confundirse entre sí, estos son: la historiografía (que abarca los
procedimientos y las técnicas que permiten realizar una descripción de un hecho
ya sucedido), la historiología (destinada a explicar cómo sucedieron los
acontecimientos históricos) y la historia en sí misma (o sea, los hechos que
realmente tuvieron lugar). En estos tres conceptos (historia, historiografía e
historiología), encontramos a los sucesos pasados, a la ciencia que se dedica a
analizarlos y a la epistemología correspondiente.
Pueden
mencionarse dos enfoques en el campo de estudio de la historia: el clásico (que
toma a la historia como el periodo surgido a partir del desarrollo de la
escritura) y el multiculturalista (que
considera que la historia abarca las etapas en las que es posible lograr una
reconstrucción confiable de los sucesos que inciden en el devenir social).
Según
la historia clásica, los acontecimientos que tuvieron lugar antes del periodo
histórico pertenecen a la prehistoria, mientras que aquellos hechos situados en
el periodo de transición entre la prehistoria y la historia son parte de la
protohistoria.
Los
fenómenos que analiza la historia pueden ser de tipo económico, político,
social, artístico, cultural o religioso y se diferencian entre sí por ser de
corta, media o larga duración. Los de corta duración son hechos puntuales,
llamados también acontecimientos, que se producen en unas horas o días, la caída
de las torres gemelas.
Se
considera un fenómeno de media duración, los que son coyunturales y se
desarrollan en un período de pocos años, como la I Internacional. Por último,
los de larga duración, son los estructurales y su desarrollo puede durar hasta
siglos, tal es el caso del conflicto entre Palestina e Israel.
Como
en las ciencias sociales las cosas no se muestran de una forma determinista, a
causa de una falta de comprobación sólo posible en las ciencias exactas, los
fenómenos de la historia pueden analizarse desde múltiples perspectivas y
mostrar incluso hechos contradictorios entre sí. Y, así como la historia no
puede analizar el pasado de forma determinista, tampoco puede predecir el
futuro de la humanidad a partir de datos empíricos. Con todo esto podemos decir
que para realizar un análisis histórico debe tenerse en cuenta la libertad de
cada individuo dentro del grupo social al que se estudia.
El
hombre como realizador de la historia
La
evolución humana o también hominización se define como el proceso de
transformación de la especie humana desde sus ancestros hasta hombre actual. El
estudio de dicho proceso es una búsqueda interdisciplinar en la que se aúnan
conocimientos procedentes de ciencias como la antropologia fisica , la
lingüística y la genética
El
hombre es menos veloz que un caballo, menos poderoso que un oso; Tiene la
vista, el oído y el olfato menos desarrollados que un perro o un gato. Sin
embargo, controla el planeta: muchos investigadores creen que ha sido el
desarrollo del cerebro y de las manos lo que ha permitido llegar a ese control.
La
aparición del hombre sobre la Tierra es el primer paso para el nacimiento del
pensamiento y un avance decisivo hacia la reflexión. Por primera vez en la historia de la vida, un
ser, no sólo conocerá, sino que se conocerá.
Si
la estructura anatómica del hombre es resultado de una larga evolución, el
despertar de su inteligencia ha sido, por el contrario, bastante brusco. Todo
hace suponer que el umbral que daría paso al pensamiento fue franqueado de una
sola vez. Y, a partir de este momento,
la vida de la especie humana quedó trazada. Lo estaba, no sólo por el dinamismo
del poder de la reflexión, sino también porque, contrariamente a los animales
vinculados al medio ambiente, el hombre no puede sobrevivir si no transforma
cuanto le rodea y lo adapta a su medida.
Los
restos que se han encontrado en las capas de terreno o en el suelo de antiguas
cavernas son, en su mayor parte, armas sencillas de piedra o de metal,
utensilios de alfarería; esto es, ollas y vasos de greda, y otros objetos
semejantes. El estudio comparativo de ellos ha permitido establecer una
gradación de los progresos alcanzados por el hombre en esas oscuras épocas de
su desarrollo.
Al
comienzo, tal vez, caminaron apoyándose sobre los nudillos de sus manos, pero
poco a poco se irguieron y así sus manos empezaron a quedar libres, pudiendo
empuñar piedras y palos para matar pequeños animales o para defenderse de los
grandes, para despedazar la carroña, para partir los huesos o comer la médula,
para sacar a los animales de sus escondrijos, para abrir los frutos de cáscara
dura.
Durante
su primera época en la Tierra, el hombre, al igual que los demás animales,
debió enfrentarse a los caprichos de la naturaleza, pero, al dominar las
fuerzas de ella, se fue convirtiendo en soberano indiscutible de su ambiente.
El hombre se propagó por toda la superficie del planeta, conquistando las
sierras y las llanuras, los desiertos y las selvas.
La
primera vivienda, mejor se diría el primer refugio, debió ser un árbol bajo el
cual se cobijara el hombre, o bien entre sus ramas, ante el temor de que su
sueño fuera turbado por alguna fiera.
Por
último, tal vez al ver flotar sobre las aguas o rodar los troncos de los
árboles por los declives montañosos, surgieron en la mente virgen de los
primeros seres humanos las primitivas y rudimentarias nociones del transporte y
de la locomoción, que culminaron muchísimos siglos más tarde en la invención de
la rueda, uno de los descubrimientos más sensacionales de todos los tiempos.
El
uso de herramientas estimuló el desarrollo del cerebro, y el desarrollo de éste
reforzó a su vez todo lo demás; le permitió al hombre una mayor coordinación de
sus movimientos al caminar erguido; también le hizo darse cuenta del valor de
las armas y herramientas, comenzando a guardarlas una vez usadas, por si le
servían para futuras ocasiones; luego comenzó incluso a fabricarlas e inició a
sus hijos en la fabricación y su uso. Así empezó la cultura ya que a pesar de
que los creadores fueron muy primitivos, eran ya hombres. Comienza por tallar
la piedra y hacer fuego.
La
conquista del fuego es una de las más notables victorias humanas sobre la
Naturaleza circundante. Fue adorado como un dios y forma parte integrante de
todas las mitologías.
En
la época de las tribus nómadas, cuando la humanidad se hallaba en estado de
perpetua inestabilidad familiar y social, el fuego era un centro de reunión y
concentración humana: un verdadero tesoro conservado con el mayor de los
cuidados.
Cada
familia se reunía en tomo a una hoguera durante las largas noches invernales.
Como los medios para proporcionarse fuego eran limitadísimos, se hacía
necesario e imprescindible mantener siempre encendidas, tanto de día como de
noche, algunas brasas de leña y renovarlas constantemente. El fuego se
comunicaba así con cierta solemnidad de unos a otros hogares. Cuando la
familia, la horda, se ponían en marcha, cada uno de los clanes llevaba “SU
fuego”, aquellas brasas preciosas, a menudo rodeadas y protegidas por
centinelas, ya que podían ser robadas o apagarse de un momento a otro. Y cuando a una tribu se le apagaba la lumbre,
la miseria, las enfermedades acababan con ella muy en breve.
El
hombre se había percatado del temor instintivo de las fieras a las hogueras;
observó también que el fuego contribuía a la mejora de su alimentación y al
perfeccionamiento de su industria; no tardó en darse cuenta de su inmenso poder
destructivo. Su primera obtención debió ser laboriosa, muy fatigosa y erizada
de dificultades.
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